domingo, 8 de diciembre de 2013

Capítulo 5

Mi Seductor Amigo
Capítulo 5

Llegando al Aeropuerto, Marcos la recibe.
V: ¡Será mejor que tengas una buena excusa, Marcos Guerrero!  (soltó cuando fue a buscarla al aeropuerto de Mar de Plata).
M: ¡Dame un abrazo! (demandó él, bloqueándole el paso cuando Victoria se dirigía a buscar sus maletas al área designada).
V: ¿Qué...? (se vio cortada cuando Marcos la abrazó).
M: Rodéame el cuello con los brazos.
V: Me gustaría ponerte una cuerda...  ¡Marcos!
Le costó describir una sensación que la dejó aturdida y que la invadió al encontrarse envuelta en una abrazo de oso con la cabeza apoyada contra su musculoso pecho.  El intento de liberarse se vio impedido por la fuerza masculina de Marcos.
M: Actúa como si me hubieras echado mucho de menos (le indicó Marcos en un susurro al oído).  Nos están mirando.
V: ¡En tu caso sin duda te vigilan los loqueros!  (le dijo, insistiendo en querer soltarse de Marcos).   ¡Marcos, déjame! ¿Estás loco?
M: Maldita sea, Victoria  (siseó, rozándole el cuello).  Sígueme.  Actúa como si me hubieras echado de menos.  ¡Pon algo de convicción! (le pidió)
V: Lo único en lo que voy a poner convicción es en mi rodilla, cuando te golpee en la entrepierna.  Ahora...  (la mano que tenía en la nuca le echó la cabeza hacia atrás, dejando que al menos pudiera verle la cara).  ¿Te importaría decirme...? (ni siquiera tuvo tiempo de terminar antes de que la tapara la boca con la suya).
Así como no era nada halagador para el ego de Marcos que una mujer se quedara petrificada en sus brazos, se consoló pensando que sólo se trataba de Victoria, y que al menos había dejado de retorcerse.  Lo único que le quedaba era esperar que estuviera demasiado aturdida por su conducta como para empujarlo y abofetearlo en cuanto la soltara, porque eso arruinaría su historia y cualquier posibilidad de asegurarse la transacción y el negocio con Prol.
Y pensaba soltarla...  en cualquier momento.
Sólo prolongaba el instante porque sabía que Frank y Elizabeth Prol, en especial Elizabeth, los estarían observando.  El futuro inmediato de Pintos Resort Corporation dependía de un beso...  era su responsabilidad hacer que pareciera convincente.  Se comportaba así para exclusivo beneficio de su audiencia, no se trataba de nada personal, se recordó mientras sus labios saboreaban el gusto asombrosamente placentero del lápiz de labios de Victoria.
Su altruista dedicación a favor de los mejores intereses de la compañía se vieron frenados por una insistente presión en sus hombros, por lo que alzó la cabeza despacio y abrió los ojos para contemplar unos ojos grandes y abiertos que lo miraban sorprendidos y atónitos.  En realidad, en ese momento eran más negros; jamás había visto que los ojos de Victoria adquirieran esa profundidad de tono.
V: Marcos...  (Calló para respirar hondo).
Él hizo lo mismo, irritado al descubrir que el estrés de enfrentarse los siguientes minutos a Victoria y a los esposos Prol le perturbaba la respiración.  Por lo general Marcos se crecía ante la presión de cualquier situación.  Miró por encima del hombro y descubrió que Frank Prol y su voluptuosa tercera esposa se acercaban a ellos.
M: Victoria (se apresuró a explicar, asiéndole la hermosa y desconcertada cara), necesito que sigas todo lo que diga.  El futuro de la compañía depende de ello (al percibir una negativa en el modo en que iba a enarcar las cejas, agarró la esbelta mano izquierda de ella en la suya más grande y se volvió con una radiante sonrisa).  Frank, Elizabeth Prol (acercó aún más a Victoria a su lado), me gustaría presentarles a mi esposa Victoria.
V: ¡Tú esposa!  ¡Tú esposa! (Victoria estalló en un furioso susurro en cuanto los Prol se alejaron unos momentos fuera de alcance).  ¡Preferiría que me hubieras presentado como una ninfómana asesina!  ¡Al menos de ese modo me quedaría algo de dignidad y credibilidad!
M: Corta el teatro, Victoria (Marcos miró hacia los Prol, que en ese momento hablaban con un político importante que aguardaba la salida de su vuelo).  Volverán en unos minutos y hemos de concretar nuestra historia.
V: ¡Nuestra historia!  ¡Este es tu cuento de horror!  No se me ocurre ni un motivo por el que no deba contar la verdad...
M: El motivo más importante, (cortó con voz baja y seria) Daniel necesita que este trato se cierre y cuenta conmigo para ello.
V: Bueno, sé por recientes experiencias personales que la gente no siempre obtiene lo que quiere; en especial si cuenta contigo.
M: Esto no se parece en nada a lo que tú querías que hiciera.
V: ¡Tienes razón! Lo único que yo te pedí fue que invitaras a una pobre mujer sola y, de paso, que hicieras feliz a tres personas.  Tú quieres que me exponga al ridículo público y finja estar casada contigo.
M: ¡Eh! Muchas mujeres me consideran un buen partido.
V: Un montón de mujeres también considera que la prostitución es un valioso servicio público, pero yo no soy lo bastante cívica como para dedicarme a ello.
M: Menos mal (musitó), porque si ese beso fue tu mejor esfuerzo para fingir pasión, te morirías de hambre.
Lo único que impidió que Victoria le respondiera con un vehemente puntapié en la espinilla fue ver a Frank Prol estrechar la mano del senador; en cuestión de momentos se esperaría de ella que reanudara su papel de devota esposa.  Gracias a la fortuita llegada del político, hasta ese momento sólo había tenido que soportar la atenta evaluación de Elizabeth, su esposa, mientras que el marido mucho mayor de la mujer había felicitado a Marcos por tener buena cabeza para los negocios y mejor vista para la belleza.  Fue entonces cuando Prol vio al político y se excusó unos momentos junto con su renuente esposa para ir a hablar con él.
El regreso de los Prol era inminente y Victoria aun no tenía ni idea por qué Marcos había inventado semejante historia, salvo que al parecer la compra del Illusion Hotel dependía de ello.  A pesar de lo descabellado que parecía, le quedaban dos opciones: aceptarlo como verdad o arriesgarse a estropear el trato para Pintos Resorts.
V: De acuerdo (dijo con resignación).   ¿Cuál es la historia?  (el alivio que vio en la cara de Marcos habría sido risible si hubiera tenido el estado de ánimo para encontrar algo en él que le resultara divertido).
M: Llevamos casados seis meses (se apresuró a explicar).  Aparte de eso, somos los mismos; tú acabas de volver de un viaje de cinco semana, pero no pudiste volar hasta aquí debido a unos negocios que debías cerrar.  Cuantas menos mentiras contemos, más seguros estaremos.
V: ¿Y el motivo para esta farsa?
M: Eh...  es una larga historia.  No hay tiempo ahora.  Te la contaré luego.
Su modo evasivo mientras recogía su equipaje disparó el indicador de suspicacia de Victoria.  Le aferró el brazo y apretó hasta que él alzó sus ojos oscuros.  Tal como sospechaba, su cara reflejaba la expresión ligeramente estúpida que siempre ponían los hombres cuando trataban de ocultar la culpa con inocencia.
V: Dímelo ahora, cariño (esbozó una sonrisa dulce).  O este cariñoso reencuentro se va al garete.
M: Victoria, no es na...
V: ¡Dímelo!.
M: Bueno, si debes saberlo (siseó).  Elizabeth Prol me ve como una vieja llama que vale la pena volver a avivar.
V: ¡Debí imaginarlo!  Eso explica las miradas venenosas que me ha estado dirigiendo.  ¿Lo sabe Frank?
M: No lo creo, pero...  (de nuevo miró incómodo en dirección a la otra pareja).  Prol es enfermizamente celoso; a menos que podamos convencerlos a ambos de que no tengo el menor interés en la coqueta Elizabeth, es factible que nos eche de la isla y no quiera vendernos el hotel (sus labios formaron una línea sombría).  Tendremos que esmerarnos en nuestra representación.
V: Marcos Guerrero, por esto me vas a deberme un gran, pero gran favor.
M: ¿Lo harás?
V: No temas, cariño, seré la mejor esposa que jamás hayas tenido (Se río entre dientes ante su expresión).
M: No cometas el error de subestimarlos (advirtió).  Puede que Frank Prol sea excéntrico, pero es un viejo astuto, y Elizabeth no es tan tonta como parece.
V: Puede (aceptó Victoria, pasando la mano por su brazo y sonriéndole en beneficio de la voluptuosa morena y del canoso hombre que rápidamente se acercaban a ellos).  ¡Pero sólo necesitaría un coeficiente intelectual inferior a veinte para ser la llama más brillante que hayas tenido!


Continuará

1 comentario:

  1. Espero que te des cuenta del don que tenes para escribir: fluye, es ágil, atrapante, relejante, y bellamente creativa la trama. HERMOSA LA HISTORIA. GRACIAS POR COMPARTIR TU ARTE!!!! Un abrazo y espero el desenlace atrapante de esta historia.

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