Mi Seductor
Amigo
Capítulo 21
Victoria queda
muda, percatándose que no se habían cuidado, quedándose con la duda de si
Marcos lo había hecho a propósito (el no usar protección), aunque ella sabía
que la protección no es solo responsabilidad del hombre sino que la mujer
también debe ser responsable. Por lo que
le venía a la mente varias preguntas: ¿Por qué ella no reaccionó en su momento? ¿Por qué su instinto de lógica no dio señales
de vida y se dejó llevar?, ¿Será que
ella ya se visualizaba formando una familia con Marcos? Su mente estaba divagando en la dimensión
desconocida. Por lo que Ella no sabía de
qué forma actuar ante el deseo expresado de Marcos un minuto antes.
M: ¿Por qué me
miras así?, no quieres…
V: (Victoria no
lo dejó terminar) Marcos, no nos cuidamos…
M: Victoria, a
caso tú no quieres tener un hijo.
V: Marcos, ¡a caso no entiendes lo que te acabo de
decir!.
M: Yo lo que
entiendo es que no quieres que yo forme parte de tu vida. Pero déjame decirte yo quiero estar presente
en la vida de nuestro hijo(a) y además deseo que él o ella crezca bajo un
ambiente familiar junto a ambos padres, tu y yo.
Diciendo esto
se levantó, se puso el bóxer y se fue a dormir al sillón de la sala. Dejando a solas a Victoria.
En la mañana…
Cuando el avión
aterrizó en Buenos Aires, Victoria prácticamente corrió al área de reclamación
de maletas para recoger el equipaje.
V: ¿Qué? (espetó sin mirarlo).
M: ¿Qué te parece si vamos a comer algo antes de irnos a casa?
V: Gracias, pero no tengo hambre.
M: Si no has comido en todo el día.
V: Habrá sido porque no tenía hambre (lo miró). Cuando eso cambie, comeré. Y ahora deja que busque mis maletas.
M: Mira, Victoria (suspiró y se movió el pelo), sé que lo que sucedió la noche pasada te molestó... ¡demonios, a mí también! Pero debemos decidir a dónde iremos a partir de aquí...
V: Yo me voy a mi casa (indicó sin apartar la vista de la maleta que había divisado en la cinta). Tú puedes hacer lo que más te plazca.
M: No me refería a eso. No podemos fingir que no ha sucedido nada (alargó la mano en el instante en que ella iba a recoger la maleta, descubriendo que aunque lo estaba volviendo loco, tocarla conseguía que incluso olvidara su nombre). Victoria...
V: ¿Qué?
M: Mírame.
Antes de alzar la cabeza se tomó unos momentos para sosegarse. Fue inútil; una mirada a esos ojos negros como el carbón hizo que sintiera calor en sitios que sólo quería que tocara Marcos. Incapaz de mantener la mirada y la dignidad al mismo tiempo, giró la cabeza y el azar hizo que apareciera la distracción perfecta.
V: Mira, Marcos, ahí está tu maleta.
M: ¡Olvida la maldita maleta! (la aferró de los hombros y la plantó delante de él). No podemos evitar hablar de lo que pasó en la isla.
V: Bueno, claro que no (dijo, maravillada por el tono tranquilo de su voz). Daniel esperará un informe detallado de la transacción. Mañana a primera hora es perfecto para mí...
M: ¡Deja de ser terca, maldita sea! (espetó). ¡Hablo de haber dormido juntos! ¡De haber hecho el amor! (La frustración hizo que elevara la voz, provocando que algunas cabezas giraran en su dirección).
V: Cielos, Marcos, ¿por qué no pides que lo anuncien por los altavoces del aeropuerto? (siseó con la cara roja y furiosa).
M: Lo haré, si con ello consigo que dejes de tratar de evitar la situación. No hay na... ¡Maldición! ¿Qué hace ella aquí?
V: ¿Qué? (espetó sin mirarlo).
M: ¿Qué te parece si vamos a comer algo antes de irnos a casa?
V: Gracias, pero no tengo hambre.
M: Si no has comido en todo el día.
V: Habrá sido porque no tenía hambre (lo miró). Cuando eso cambie, comeré. Y ahora deja que busque mis maletas.
M: Mira, Victoria (suspiró y se movió el pelo), sé que lo que sucedió la noche pasada te molestó... ¡demonios, a mí también! Pero debemos decidir a dónde iremos a partir de aquí...
V: Yo me voy a mi casa (indicó sin apartar la vista de la maleta que había divisado en la cinta). Tú puedes hacer lo que más te plazca.
M: No me refería a eso. No podemos fingir que no ha sucedido nada (alargó la mano en el instante en que ella iba a recoger la maleta, descubriendo que aunque lo estaba volviendo loco, tocarla conseguía que incluso olvidara su nombre). Victoria...
V: ¿Qué?
M: Mírame.
Antes de alzar la cabeza se tomó unos momentos para sosegarse. Fue inútil; una mirada a esos ojos negros como el carbón hizo que sintiera calor en sitios que sólo quería que tocara Marcos. Incapaz de mantener la mirada y la dignidad al mismo tiempo, giró la cabeza y el azar hizo que apareciera la distracción perfecta.
V: Mira, Marcos, ahí está tu maleta.
M: ¡Olvida la maldita maleta! (la aferró de los hombros y la plantó delante de él). No podemos evitar hablar de lo que pasó en la isla.
V: Bueno, claro que no (dijo, maravillada por el tono tranquilo de su voz). Daniel esperará un informe detallado de la transacción. Mañana a primera hora es perfecto para mí...
M: ¡Deja de ser terca, maldita sea! (espetó). ¡Hablo de haber dormido juntos! ¡De haber hecho el amor! (La frustración hizo que elevara la voz, provocando que algunas cabezas giraran en su dirección).
V: Cielos, Marcos, ¿por qué no pides que lo anuncien por los altavoces del aeropuerto? (siseó con la cara roja y furiosa).
M: Lo haré, si con ello consigo que dejes de tratar de evitar la situación. No hay na... ¡Maldición! ¿Qué hace ella aquí?
Continuará….
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