domingo, 8 de diciembre de 2013

Capítulo 4

Mi Seductor Amigo
Capítulo 4

A pesar de que los sándwiches de queso se habían quemado sólo de un lado, ese éxito en la cocina no bastó para subirle el ánimo a Victoria.  Suspiró, recogió la bandeja con los sándwiches distribuidos de forma artística, dos servilletas y los llevó al salón para reunirse con su amiga Ángela, que se negó a dejarla cancelar su habitual noche de Grey’s Anatomy.
Victoria y Ángela eran buenas amigas desde sus días en la exclusiva escuela secundaria de monjas, ambas habían estudiado Dirección de Hoteles en la universidad, para ponerse a trabajar en Pintos Resort Corporation a las pocas semanas de graduarse.  Ángela ya era la ayudante de dirección del hotel de Brasil, mientras Victoria trabajaba en administración, dirigiendo el departamento de promoción de la empresa.  El hecho de que fuera la ahijada de Daniel Pintos significaba que la gente tendía a pasar por alto su cualificación, pero hacía tiempo que había superado las acusaciones de nepotismo.  Era buena en su trabajo, y si otras personas no percibían su dedicación o su agradecimiento por el prestigioso puesto que ostentaba, era su error.  El hecho de considerar su actual carrera como algo temporal, aspirando a los papeles más duraderos de esposa y madre, no quería decir que no le gustara su trabajo; únicamente anhelaba un futuro distinto.
No hacía falta un psicólogo para descubrir que las ganas por formar parte de una unidad familiar compacta nacía de haber perdido a sus padres a la edad de seis años, y así como quería a Daniel Pintos, y siempre le estaría agradecida por ocuparse de ella y tratarla como si fuera su propia hija, en realidad no era familia.  Y tampoco Marcos, a pesar de que prácticamente habían crecido como hermanos.  Además, ¿quién querría estar genéticamente relacionada con un idiota de mente estrecha, egoísta y santurrón como él?

A: Me encanta el sofá, Victoria.  Tienes un toque especial para la decoración (Victoria dejó la bandeja en la mesita junto al vino y logró sonreírle a su amiga mientras se dejaba caer en el rincón del sofá en cuestión, tapizado de amarillo y blanco). 
A: Las clases de cocina deben estar funcionando (comentó Ángela).  Sólo se han quemado por un lado.
V: Experimenté con una mezcla de quesos gruyere y roquefort.  Dime qué te parecen (alargó la mano para recoger la copa de vino).
A: ¿Tú no vas a tomar ninguno? (su amiga frunció el ceño).
V: No podría.  Estoy demasiada deprimida para comer.
A: ¿Deprimida? Antes me dijiste que querías cancelar nuestra reunión porque estabas demasiado enfadada para ver la tele.
V: Y lo estaba.  Ahora me siento deprimida.
A: ¿Porque Marcos no te quiso ayudar con Brian?
V: ¡No! (exclamó).  ¡Eso me pone furiosa!
A: Cielos, no me tienes que arrancar la cabeza de un mordisco...
V: Lo siento, Ángela (suspiró y se reclinó en el sofá), no pretendía saltar contigo.  Es que no he podido ponerme en contacto con Brian desde anteayer; no se lo espera de vuelta en la oficina hasta dentro de dos semanas.
A: Ah, la luna de miel.
V: ¡Ángela!  ¡Brian y Karen no están juntos!  Simplemente se tomaron las vacaciones al mismo tiempo por las apariencias.  No se tiene una luna de miel con un matrimonio de conveniencia.
A: ¿Y eso?
V: ¡Porque no habría nada que hacer, desde luego!
A: Por todos los santos, Victoria, tú no eres tonta (Ángela se echó el largo cabello castaño hacia atrás).  Nada dice que el sexo no puede ser conveniente (sonrió).  En realidad, la idea de tener a un chico atractivo bajo contrato me parece excitante.
V: ¡Eres tan mala como Marcos!  ¿Por qué nadie puede aceptar que Brian y Karen no están interesados en una relación física?
A: Porque...  (el tono que empleó su amiga por lo general lo reservaba para aclarar bien las cosas) ...Brian Carrillo es arrebatador y Karen podría trabajar como modelo si alguna vez necesitara dinero.
V: Como de costumbre, exageras.  Hay un montón de hombres más atractivos que Brian.  Y Karen Soto es demasiado dotada para ser modelo.
A: Lo que quieres decir es que, a diferencia de ti, ella tiene busto.
V: Yo tengo busto (se defendió Victoria con toda la convicción que pudo).  Sólo está sutilmente poco resaltado, eso es todo.  Además, no todos los hombres tienen obsesión por los globos y un aspecto voluptuoso, ¿sabes? Algunos, como Brian, prefieren la inteligencia y la personalidad en una mujer.
A: Sí, pero no necesariamente en la cama (la respuesta de Victoria fue el silencio y una mirada dura).  Vale, vale, lo siento (se disculpó su amiga).  Estoy segura de que todo lo que te dijo Brian sobre su matrimonio es verdad.  Más allá de los límites de la credibilidad (no pudo evitar añadir).  Pero verdad al fin y al cabo.  He de reconocer que en las pocas ocasiones que lo he visto, siempre me ha parecido directo y de confianza.
Victoria asintió, aunque deseó haberse enterado de la boda antes de que tuviera lugar, y no después, una vez consumada.
Victoria aunque sólo había regresado de Brasil hacía unos días, tras cinco semanas de ausencia, Brian y ella habían hablado varias veces en ese tiempo, y a pesar de que todas las llamadas se habían iniciado por cuestiones de trabajo, ninguna había terminado de esa manera.  No había forma de que hubiera podido adivinar el interés de Brian, pero como la ley en Buenos Aires requería un periodo de espera de cuatro semanas entre la solicitud de una licencia matrimonial y la celebración del enlace, Brian había estado «técnicamente» comprometido durante todas las conversaciones que mantuvieron, y eligió no mencionárselo.
No había resultado fácil ocultar su asombro cuando el padrino mencionó descuidadamente el ascenso de Brian durante la cena que tuvieron tres días atrás, después de que la recogiera en el aeropuerto.  En el espacio de unos segundos había pasado de aturdida a incrédula, y de tener el corazón roto a estar furiosa.
Nunca en la vida había estado tan encolerizada, ni siquiera con diecisiete años, cuando Marcos, que era cuatro años mayor, le había contado al padrino que ella salía con un chico de veinticinco años.  Lo que entonces le había indignado era que mientras Marcos jugaba a ser un alguacil moral con su romance inocente, estaba inmerso en una aventura con una divorciada que le doblaba en edad.  A pesar de que esa actitud rebosaba hipocresía, resultaba insignificante comparada con descubrir que el chico del que estaba un noventa y nueve punto noventa y nueve por ciento enamorada se había casado con otra.
De algún modo había logrado mantener un semblante de normalidad durante la cena con su padrino, pero en cuanto se marchó se puso a llamar a Brian.  Al no localizarlo ni en su casa ni en el móvil, marcó el número de Marcos, con la esperanza de tener un oído compasivo, pero respondió una mujer jadeante.  De nuevo sus emociones habían pasado de la desesperación a la furia.  Demasiado herida para dormir, pasó el resto de la noche alternando entre el llanto y tramar formas espantosas de asesinar tanto a Brian como a esa mujer sin aliento ni rostro.
Al ir a trabajar al día siguiente, se enteró por la secretaria del departamento de que Brian se hallaba de «vacaciones» y que sólo se lo podía localizar ante una emergencia.  Por suerte, una de las ventajas de ser la ahijada del dueño de la empresa era que podías decir: «No intentaría hablar con él si no fuera una emergencia, ¿verdad?» y que nadie lo cuestionara.
No cabía duda de que Brian se había quedado perplejo al oír su voz cuando al fin Victoria pudo hablar con él, pero supuso que se lo podía perdonar, ya que su modo de saludarlo había sido: V: Hola, miserable pozo de escoria de dos caras.  (O palabras por el estilo). 
Al final, sin embargo, se había mostrado sinceramente arrepentido por no contarle lo que pasaba; le explicó que no había querido que sintiera que la ponía en una posición en la que tendría que elegir entre la lealtad hacia su padrino y su empresa por encima de su amistad con él.  Ese era el Brian que ella conocía, del que se había enamorado y, tal como le había prometido, existía una carta que le había enviado y que esperaba entre todas las que había recogido aquella misma tarde del buzón.
Fue después de leerla por enésima vez, y tras derramar el correspondiente número de lágrimas, cuando Victoria tuvo la idea de encontrar una distracción para Karen; con la ayuda de Marcos, el matrimonio profesional de Brian no tenía por qué representar la muerte automática de su floreciente relación con él.  Pero Marcos se había negado a ayudarla.
V: ¡Cerdo egoísta de corazón frío!
A: ¿Perdón? (Ángela enarcó una ceja).  Pensé que Brian era el hombre más amable y maravilloso que Dios había creado.
V: Lo es.  ¡El cerdo es Marcos!
A: Marcos es un encanto.
V: Ser atractivo y sexy no le quita ser un egoísta, Ángela.
A: No, pero Marcos Guerrero no lo es (repuso con vehemencia).  Jamás le perdonaré por no arreglar que saliera con él.
V: Mira, Ángela, lo intenté, ¿vale? Contigo, con Jill, con Kaitlin, con toda maldita mujer que cometí el error de presentarle (sacudió la cabeza y se adelantó para servirse más vino).  Sinceramente, a veces creo que el único motivo por el que hice tantas amigas en mi adolescencia era porque vivía en la misma casa que él.
A: Victoria...
V: ¿Hmm?
A: Lo era (la expresión de su amiga tuvo éxito en conseguir que Victoria riera).  ¡Bueno, al menos eso es algo! (aprobó Ángela).  ¿Soy yo quien mejora tu estado de ánimo o esa botella de vino cada vez más vacía?
V: Las dos (le guiñó un ojo).  Aparte del hecho de que esta noche espero una llamada de Brian.  Pásame un sándwich, ¿quieres?
A: ¿Estás segura? Ya me comí los que se podían comer.
V: ¡Todos! Creía que seguías una dieta.
A: Victoria...  sólo habían dos.
V: Oh.  Bueno, ¿cuál es el veredicto?
A: Deja que lo exprese de esta manera...  no te saltes más clases de cocina.

La llamada de Brian no se había producido cuando Ángela se marchó poco después de las diez.  Tampoco a medianoche, cuando una abatida Victoria se fue a la cama, ni a las tres y cuarto de la mañana, cuando yacía despierta, con el teléfono portátil en las manos.  Y tampoco al ocupar su despacho a las ocho de la mañana siguiente.
D: ¡Victoria! (se sobresaltó ante la inesperada aparición de su padrino).  Como siempre esperaba que llegaras pronto (explicó con evidente satisfacción).
V: ¿Sí? ¿Por qué? (preguntó, obligándose a centrarse en una actitud laboral.  A pesar de la relación íntima que Marcos y ella mantenían con el hombre mayor y alto, la rígida disciplina de Daniel al no permitir que ésta se reflejara en la oficina los había condicionado a ambos a comportarse de la misma manera).
D: Porque necesito que hagas la maleta y vayas al aeropuerto para tomar un vuelo de las once.
V: Daniel (gimió).  No me hagas esto.  Acabo de regresar de un viaje de cinco semanas.  ¿No puedes enviar a alguien más?
D: Ya lo he hecho.  Marcos se marchó hace dos días (y ella que había estado pensando en el éxito que tenía en esquivarlo).  Al parecer tiene un problema...
A: Más de uno, si quieres conocer mi opinión.
D: ¿Marcos habló contigo sobre los planes de compra del Complejo Turístico Illusions Island contigo?  (Su padrino frunció el ceño).  ¡Bien! Me ahorrará tener que contártelo.
V: No, no (Victoria sacudió la cabeza).  No he hablado de nada con él desde mí vuelta («al menos nada de negocios», pensó).  Ni siquiera sabía que se había marchado.
D: Ha ido a negociar la compra del complejo Illusion Island de Frank Prol.  Creo que será una adición valiosa a nuestro grupo, pero ha encontrado un obstáculo inesperado.
V: ¿Qué clase de obstáculo? (esperaba que hubiera chocado de cabeza contra él, pensó Victoria).
D: La conexión telefónica no era muy buena, así que ha sido imposible hablar de ello.  Además, no necesito el estrés añadido de las negociaciones.  Marcos es jefe de Expansión y Desarrollo, cualquiera que sea el problema lo sabrá solucionar.  Confío por completo en su juicio.
V: Entonces, ¿para qué quieres que vaya?
D: Porque Marcos dice que es crucial para que cerremos el trato.
V: No sé cómo puede serlo.  Mi puesto no tiene nada que ver con la adquisición de propiedades.  ¿De qué querría hablar Frank con la ejecutiva de promoción de Pintos?
D: Todo el mundo sabe que Prol es un poco excéntrico, así que, ¿quién sabe qué querrá para que aseguremos la venta? Tal vez desea que le garanticemos que estamos comprometidos a mantener el Complejo Turístico Illusions Island como uno de los hoteles mejores del país.
V: Daniel (Victoria le dirigió una mirada escéptica), sólo tiene que analizar nuestro historial para saberlo.  Además, ha gastado una fortuna en competir con nosotros en los últimos años
D: Mira, sólo estoy especulando con el motivo por el que Marcos puede decir que te necesita allí, pero en lo que a mí atañe, si él cree que es vital que participes en las negociaciones, a mí me basta.
Así como Victoria consideraba admirable la fe absoluta que Daniel depositaba en todo su personal ejecutivo, en esa ocasión estaba ansiosa por socavarla.  Bajo ningún concepto tenía ganas de ayudar a Marcos Guerrero a salir de una situación difícil.
V: Eso está muy bien, Daniel (concedió).  Pero, por desgracia, en este momento lo más que puedo acordar es enviar a mi ayudante, Lewis.  Llevo fuera de mi despacho más de un mes, y me quedan semanas de trabajo aquí que...
D: Que puede esperar (insistió su padrino).  Aprecio tu diligencia, Victoria, pero este trato es importante para mí.  No quiero que Prol le venda el hotel a otro y encontrarme compitiendo con algún desconocido o, Dios lo impida, con ese desgraciado de Granados.
Omar Granados era un millonario hecho a sí mismo que amasó su fortuna comprando hoteles argentinos con mediano éxito para venderlos a los mejores intereses extranjeros.  Aunque no iba contra la ley, automáticamente lo convertía en un desgraciado y en rival comercial de Daniel, quien creía en mantener sus negocios en manos australianas y no a favor de los argentinos.
D: Y ahora, Victoria, quiero que delegues todo lo que consideres que no puede esperar, y te vayas a casa a hacer la maleta.
V: Todavía no la he deshecho desde que regresé de mi viaje (musitó).
D: Bien, bien.  En ese caso, quizás pueda conseguir que te cambien el pasaje a un vuelo que salga antes (observó el reloj antes de mirarla fijamente con sus ojos azules).  No tienes aspecto de estar durmiendo lo suficiente (observó).  Tienes ojeras.
V: Las cosas han estado un poco...  agitadas desde que volví, Daniel (explicó). 
No quería que se preocupara, pero tampoco iba a entrar en los detalles del matrimonio de Brian. 
D: Estás demasiado centrada en el trabajo, Victoria.  ¿Por qué no te tomas unos días libres en cuanto se cierre el trato con Prol?  De hecho, ¿por qué no te quedas allí? (sugirió).  Illusion es un lugar maravilloso para relajarse.
V: Sí, maravilloso (contestó Victoria marchándose para prepararse para el viaje impuesto por su padrino).
Illusion Island estaba a cerca de Mar Del Plata, en el país, y carecía de señal o recepción por lo que no se podían utilizar  teléfonos celulares, lo que significaba que Victoria no podría contactar frecuentemente con Brian y le sería imposible evitar a Marcos. 
Victoria pensó ¿Maravilloso? ¿Libre de estrés? ¡En sus sueños!  Y finalmente dice para sí misma.

Continuará….

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