domingo, 22 de diciembre de 2013

Capítulo 31

Mi Seductor Amigo (Capitulo Final)
Capítulo 31

Marcos y Victoria habían decidido convivir por el momento en casa de ella porque era el lugar más cercano a la empresa y así tenían más tiempo para compartir juntos antes de irse a trabajar todas las mañanas.  Como también ambos no querían postergar mucho tiempo su casamiento, por lo que con ayuda de Daniel consiguieron que la ceremonia por lo civil y por la iglesia se celebrara dos meses después.

***Inicio del Flashback ***
M: Daniel, con Victoria, tenemos que confesarte algo.  No sabemos cómo lo vas a tomar, porque la empresa tienes normas y reglamentos sobre las relaciones entre los empleados.

D: Que me quieren decir, que se dieron cuenta que son el uno para el otro.

V: Padrino como lo sabe…

Daniel la interrumpió.

D: Durante la cena con los Prol me percaté de sus miradas llenas de amor y ya supe que la farsa del matrimonio se les había convertido en una realidad.  Además durante la semana que Marcos se mudó a tu casa, llegaban y salían juntos, almorzaban juntos en tu oficina, en fin siempre se pasaban juntos.  Un detalle importante es que el mujeriego de mi ahijado o debo decir
ex-mujeriego no salió ninguna noche y solo estaba al pendiente de ti. 

M: Padrino de algo puedes estar seguro, que Victoria (Marcos abraza a Victoria por la cintura atrayéndola hacia él y mirándola a los ojos continua diciéndole) es la mujer que realmente mi corazón eligió para toda la vida.  La amo con locura.

V: Te amo (le responde a Marcos dándole un beso fue aumentando en intensidad).

D: Bueno, bueno, ya entendí que se aman y quiero decirle que me alegra que ambos lograran reconocer que el amor también es importante, y estoy completamente seguro que sus padres lo están de igual manera y bendicen su relación.

M: Me alegra que estás de acuerdo con nuestra relación porque Padrino,  (sacando de su bolsillo una cajita en terciopelo color roja) quiero que seas testigo de… (Girándose nuevamente hacia Victoria) Mi amor, sabes que te nuestra relación comenzó como una farsa, que después se convirtió en una bella realidad porque nos dimos cuenta que jamás podremos separarnos.  Por esta razón, quiero pedirte nuevamente… ¿Victoria Bandi quieres casarte conmigo y compartir nuestra vida juntos por siempre y formar una linda familia?

V: Te amo, Marcos Guerrero y si, nuevamente acepto tu propuesta de formalizar nuestro compromiso frente a nuestro padrino (Marcos le coloca el anillo a Victoria sellando su compromiso con un gran beso lleno de amor).

D: Chicos les deseo muchas felicidades, me hacen muy feliz por su compromiso.

M: Padrino, también vinimos a pedirte un favor con tu amigo el juez, para buscarnos una fecha más próxima para celebrar nuestra boda por lo civil y por la iglesia.  Porque de algo estamos seguros de que no nos queremos separar nunca más.

*** Fin del Flashback***


Durante esos dos meses Marcos quería darle una sorpresa a ella el día de la boda.  Marcos buscó, encontró y compró una casa de ensueño muy parecida a la que alguna vez Victoria le había comentado en sus charlas en sus años de juventud.  Esta casa estaba ubicada en un gran terreno arriba de una montaña con una espectacular vista al mar.  La amplia casa estilo moderno de dos pisos tenía 5 cuartos en la parte superior con sus correspondientes baños y una sala de estar que muy bien podía convertirse en una sala de juegos para sus futuros hijos.  En la parte de abajo estaba conformada de sala, comedor, cocina, baño, una oficina para ambos y una terraza que daba acceso al gran patio con una gran pileta como centro atracción.

Victoria, por su parte, ya estaba segura del regalo de bodas que le daría a Marcos.
***Inicio de Flashback***
Una semana antes de la boda, ella se encontraba almorzando con Ángela en un Restaurante terminando de finalizar con los detalles de último momento para la celebración después del casamiento.  El mozo le trae unos entremeses para degustar y probarlos de los cuales escogerán para ofrecer a los invitados en la fiesta de bodas, cuando de repente a Victoria le dan náuseas y prefiere confiar en el gusto de su amiga.

A: Amiga que te pasa, te sientes mal.

V: Si de pronto me dieron nauseas.

A: Vicky no será que estás embarazada, recuerda has tenido varios síntomas, te ha dado mucho sueño, de vez en cuando has comido más de lo que generalmente comes, y ahora te han dado náuseas tan pronto el mozo nos trajo los entremeses para probar, solo falta que no te baje el periodo.

V: Ángeles, lo sé antes de venir acá pasé por la farmacia y compré un test de embarazo.  Se suponía que ayer tuviera mi periodo, pero no quiero hacerme ilusiones y menos dárselas a Marcos.

A: Vamos a subir a mi cuarto y te sacas de la duda.

V: dale, subimos y así me saco de la duda.

Ambas subieron a donde se estaba hospedando Ángela y Victoria fue al baño he hizo pis en el test, esperó 15 minutos cuando ven en ella dos líneas azules que le indicaba que felizmente estaba embarazada.

A: Y… que dice el test.

V: (Con lágrimas en los ojos le enseña el test a su amiga) Es positivo, Marcos y yo vamos a ser padres.

A: Cuando Marcos se entere va brincar de la felicidad.

V: Si, no sé cómo voy a hacer para esperar hasta el viernes.

A: Estoy segura que tu noticia será el mejor regalo de bodas le puedes dar.

***Fin del Flashback ***

Día de la boda…
Había llegado el gran día, en la mañana debían de casarse en el registro civil y luego en la noche unirían sus vidas por la iglesia.  Marcos se había quedado a dormir en su apartamento y Victoria en su casa.  Marcos la despierta con una tierna llamada telefónica.
V: Hola… (Contesta soñolienta).
M: Buenos Días, y ¿Cómo amaneció mi princesa en el día más importante de nuestras vidas?
V: Mi amor, Feliz, aunque si te soy sincera, extrañé mi almohada especial de todas estas noches.   
M: Bueno te paso a recoger para ir al Registro Civil.
V: No, nos encontramos allá, Daniel pasará por mí, quiero que sorprendamos.
M: Te dejo para que te prepares, dentro de par de horas serás la señora Guerrero.
V: Gracias.
M: ¿Por qué me das las gracias?
V: Porque aunque siempre soñé con casarme, nunca pensé que tú fueras el príncipe que eligió mi alma y corazón. 
M: Igualmente te digo, te amo.
Horas después, después de dar el SI Quiero, Marcos y Victoria fueron pronunciados marido y mujer ante la ley de los hombres y ante Dios enfrente a todos sus amigos más cercanos.  Ambas ceremonias fueron celebradas en ambientes donde el amor y la felicidad de los contrayentes fueron los protagonistas. 

Ya todos estaban festejando en la fiesta de boda, cuando Marcos lleva a Victoria en un aparte.
M: Mi amor que te pareces si hacemos el acto de David Copperfield.
V: ¿Desaparecer?, no crees que es muy temprano.
M: Mi amor, ya te compartí con el padrino y todos nuestros amigos, te quiero para mí solito. (Marcos comienza a besarle el cuello y pegando su cuerpo al de ella para luego llegar hasta su boca para besarla apasionadamente).
V: ¡Y tú crees que yo no! Marcos, falta tirar el ramo de la novia.
M: Lo haces ya y nos vamos quiero entregarte mi regalo de bodas.

Victoria también estaba ansiosa con hacerle saber sobre su embarazo a Marcos, se moría de ganas por ver su reacción.  Victoria se acerca a la organizadora de la fiesta de boda para tirar su ramo de flores.  La agraciada en obtener el ramo lo fue su gran amiga Ángeles.

Ya llegando a la sorpresa de Marcos, ambos se bajan en la casa que había comprado como regalo de bodas.
V: Mi amor, y quien vive aquí.
M: Pues a partir de ahora Nosotros.
V: Como que nosotros.
Marcos y Victoria entran en su nueva casa, ante el asombro de ella, estaba elegantemente decorada, pero sobretodo tenía la cocina de ensueño. 
M: Siempre supe que unos de tus deseos fue vivir en una casa blanca con un gran patio y sobretodo que tuviera una gran vista al mar.  Me di a la tarea y la encontré con la gran suerte que estaba en venta.  Te amo y daría toda mi vida para que seas feliz por siempre.
Marcos continuó demostrándole la casa a Victoria, subieron al segundo piso, la dirigió cuarto por cuarto y se detuvieron frente a la puerta del cuarto más cercano a su cuarto matrimonial.  Victoria abre la puerta y al ver el cuarto se sorprende al ver la decoración infantil.
M: Estoy seguro que nuestra vida próximamente será bendecida con la llegada de un guerrerito o una guerrerita.
V: Te amo y no quepa la menor duda de que soy la mujer más feliz del universo.
M: Mi amor, que feliz me haces (la besa).
V: Tú te has convertido uno de dos motores fundamentales en mi vida.
M: ¿Como que uno y el otro cuál es? (le dijo como celosito).
V: Ah, se me puso celosito.
M: No, va sí, yo quiero ser el único motor de tu vida.
V: Pues vas a tener que compartirlo (llevando la mano de Marcos a su pancita) con él o ella.
M: Mi amor, (con tono de alegre) me estas queriendo decir que, que vamos a ser padres.
V: ¡Nuestro amor ya fue bendecido! Y dentro aproximadamente siete meses nuestra familia recibirá a su nuevo integrante y será el dueño o dueña de nuestros corazones y de esta preciosa habitación.
M: Ya cuando aceptaste ser mi mujer ante Dios me sentí el hombre más feliz del mundo, ahora con esta noticia mi corazón me va estallar de la emoción plena de saber que voy a ser padre de un hijo tuyo.

Años después….
Ya habían pasado poco más de quince años, la familia Guerrero Bandi había sido bendecida con cuatro hijos.  La mayor de sus hijos se llamaba Lucía y estaba a punto de cumplir sus 15 años.  Andrés, su segundo hijo, tenía 13 años y finalmente las mellizas Adriana y Evaluna tenían 9 años.   Victoria ya no trabajaba en Pintos Corporation, se había dedicado a tomar en serio clases de cocina y ahora se encargaba de organizar catering para diferentes empresas, por lo que le ofrecía más tiempo disponible para cuidar de sus hijos, se su casa y sobretodos del amor de su vida, Marcos.  Marcos por su parte había asumido la Presidencia de Pintos Corporation, tras el retiro de Daniel, que la vida le había dado la oportunidad de conocer a una buena mujer contemporánea a su edad.  Daniel decidió disfruta de su vida junto a su enamorada.  Marcos siempre tenía presente a su familia en todo momento y nunca anteponía sus responsabilidades laborales a las actividades familiares por lo que sacaba todos los fin de semanas para disfrutar con ellos, pero en especial con Victoria, la mujer que una vez fue como su mejor amiga, pero que siempre será la mujer que su corazón y su alma habían elegido para pasar juntos el resto de sus vidas.


FIN

Capítulo 30

Mi Seductor Amigo
Capítulo 30

A: ¿Qué has dicho? (los ojos de Ángela estaban tan abiertos como su boca mientras miraba a Victoria).
V: Dormí con Marcos (repitió).
A: ¡Santo cielo! Dios mío, Victoria...  ¿cuándo?
V: Varias veces
A: ¡Santo cielo! Y...  hmmm... (sacudió la cabeza).  ¿Exactamente cuántas veces es «varias veces»?
V: Muchas (se encogió de hombros).  Tenemos...  una relación.
A: ¡Qué tenéis una relación! (la sorpresa de Ángela se reflejó en las caras de los clientes de la cafetería del hotel donde se hospedaba.  Bajó la voz).  No puedo creerlo, Victoria...  quiero decir, ¡santo cielo! Una relación...  y con Marcos, de todos los hombres...
V: Créelo.  Llevamos viviendo juntos...
A: Viviendo...  San...
V: La situación se me fue de las manos, más bien te diría que ha empeorado… (Cortó antes de que Ángela agotara la paciencia del Vaticano).  Me he enamorado de él.
A: Bueno, eso ya lo había adivinado (agitó una mano).  Jamás te has acostado con un hombre del que no estuvieras enamorada.
V: Sí, y jamás me había acostado con un hombre y rezando para quedar embarazada.
A: ¿Vas a tener el hijo de Marcos?
V: Lo único... (Deseó que la pregunta no doliera tanto).  Lo único que quiero más que eso es a él.  Pero...  pero sé que me quedaré sin ninguno de los dos (y por enésima vez aquella mañana volvió a romper en llanto).
Después de consumir tres horas del tiempo manteniendo alejada a Ángela de sus deberes para contarle toda la historia, Victoria supo que era hora de recuperarse.  Y como siempre que se sentía desgraciada o un romance empezaba a desmoronarse, decidió ir de compras.
Como comprar el sofá no había solucionado de inmediato el dolor de perder a Brian, cuando sólo imaginaba estar enamorada de él, más muebles no la ayudarían en el caso de Marcos.  Quería algo más personal, como un collar o un anillo, tal vez...  ¡no, un anillo no!  No necesitaba recordatorios de lo asombrosamente romántico que podía ser; le hacía falta algo que la convenciera de lo bien que estaba sin él.
¡La cocina! Marcos siempre insultaba sus habilidades culinarias y su deseo de cocinar...  Compraría algunos libros de recetas y todo el equipo que fuera necesario para convertirla en un genio de la cocina.  ¡Luego haría que él se comiera sus palabras!
Cuatro horas y miles de dólares más tarde, Victoria se sentía desgraciada hasta el punto del dolor físico.  Lo único que había conseguido era demostrar que cuando amabas a alguien con el corazón y el alma, y ese amor no era recíproco, no importaba lo que compraras, pelaras, cortaras o picaras, nada podía bloquear la angustia.
Con un poco de suerte, la tercera taza de té de camomila la ayudaría a pasar la noche sin que se desmoronara delante de Marcos.  Aunque tras un día de llorar de forma casi ininterrumpida, supuso que podía imaginar que ya había dejado atrás la fase de las lágrimas.  Quizá en un día o dos, cuando le entregaran el juego de comedor que había adquirido, estaría de mejor ánimo para apreciar las cosas y pudiera dar una fiesta para marcar el inicio de un futuro sin hijos, soltera y sin amor.
El sonido del coche de Marcos le aceleró el corazón, a pesar de que llevaba mirando el reloj desde que recibió la llamada de advertencia de Ángela.  Ahí estaba.  El comienzo del inevitable final.
“Oh, Dios, haz que el final tarde mucho, mucho tiempo en llegar”, rezó, acurrucada en el sofá contando los latidos que dio su corazón hasta que él entró en el salón.
M: ¿Por qué no me llamaste para decírmelo? (preguntó Marcos).

Ni un “Hola” o “¿Cómo te encuentras?”, sólo una exigencia irritada.  Victoria maldijo la inútil esperanza que se obstinaba en no abandonarla.

V: No vi motivo alguno para preocuparte hasta saber con certeza que había una razón.
M: ¿De verdad? ¿No se te ocurrió pensar que podía estar más preocupado al ver que no ibas a trabajar ni respondías a mis llamadas? ¿O cuando vine esta mañana y vi que no estabas? Demonios, Victoria, si no hubiera localizado a Ángela en una cena de negocios mi siguiente paso iba a ser ir a la policía (ella siguió dándole la espalda, inmóvil.  Marcos jamás se había sentido tan frustrado).  ¡Maldita sea! ¡Date la vuelta y mírame, Victoria! (cuando se volvió y él vio su expresión de absoluta desesperación, se le rompió el corazón.  Tenía los ojos colorados y la cara tensa.  Nunca había visto esa hermosa cara tan desdichada).  Oh, Victoria... 
En cuanto se acercó a ella, se levantó de un salto del sofá y se alejó.
V: A pesar del riesgo de ofenderte, la mala noticia es que anoche no me vino el período.  Todavía no ha venido.  Y, según esa revista que compraste, los pechos sensibles y las otras incomodidades de la menstruación también pueden ser provocados por el embarazo.
M: Así que estás embarazada.
V: No...  No estoy segura.  Pero fuiste tú quien dijo que debíamos estar preparados para lo peor.
M: Bueno, pues creo que ya es hora de usar el test de embarazo que compré y averiguarlo con...
V: ¿Compraste un test de embarazo?
M: Está en el armario bajo el tocador.  Si te encuentras preparada...  Iré a buscarlo.
V: Se supone que hay que realizarlo con una muestra de orina apenas levantarte.
M: Entonces imagino que tendremos que esperar hasta...
V: No (corrigió, luego respiró hondo).  Yo también compré uno, y ya he hecho la prueba.
M: Pero acabas de mencionar que no sabías... (frunció el ceño).  Oh, ¿quieres decir que aún esperas el resultado?
V: Sí (suspiró).  Tenía demasiado miedo para mirar.  Intentaba engañarme con la teoría de la ignorancia (añadió con amargura).
M: Muy bien... (ambos sabían que uno de ellos tendría que tener el suficiente coraje para enfrentarse a lo inevitable).  ¿Dónde está? Yo miraré.
V: No.  Yo también iré.
Unos segundos después Marcos observaba el pequeño tubo que había en la cómoda de Victoria.  Distaba mucho de ser azul.  Las instrucciones en el test que él había comprado ponían que azul era positivo; si no se modificaba, negativo. 
Victoria lanzó un grito y se soltó de la mano de él.  La desesperación que Marcos vio en su cara fue como una daga clavada en su corazón.
M: Victoria, está bien (se apresuró a decir).  El color es claro.  ¿Lo ves? (alzó la evidencia).  No estás embarazada.  Para ello, se tendría que haber puesto azul.
V: ¡Lo sé! (espeto ella).
M: ¿Lo...  sabes? Pero...  pero estás llorando...  no lo entiendo.
V: ¡Claro que no! Tú nunca quisiste tener hijos; sin embargo, yo quiero ser madre desde que tengo memoria (sollozó).  Quería tanto tener este bebé.
M: Oh, cariño, tranquila...  Eso no significa que no podrás tener hijos en el futuro.  Demonios, sólo tienes veinti...
V: ¡Pero no quiero otros bebés! ¡Quería a éste! ¡Tú bebé...  nuestro...! Oh, Dios...  lo quería tanto...  (las palabras podrían haber salido apagadas por el llanto y los hipos, pero Marcos las oyó con más claridad que nada de lo que había oído jamás.  Y al instante la esperanza creció en su corazón hasta hacerle creer que el pecho le iba a estallar).  ¡Yo quería tu bebé!
M: ¿Por qué? (apenas era capaz de hablar por el nudo que le atenazaba la garganta, pero necesitaba su respuesta).  Dime por qué, Victoria (le insistió).
V: Porque...  ¡estoy enamorada de ti, maldita sea!  Sé que no lo creerás, que piensas que eso no existe, pero sí existe, Marcos (le insistió con convicción).  Cuando sucede, lo sabes.  No puedo explicarlo, pero...
M: Entonces deja que yo lo intente (interrumpió con suavidad).  El amor existe cuando sólo oír el nombre de una persona hace que te vuelvas, con la esperanza de que esté ahí.  Es cuando con sólo mirarla se te aceleran los latidos del corazón, aunque el sonido de su voz es la sinfonía clásica más maravillosa que jamás oirás; es tener a una persona en tu cabeza casi cada minuto que estás lejos de ella.  Amar a alguien significa que su contacto es lo más excitante y tranquilizador que alguna vez experimentarás.  Es tener el mejor sexo de tu vida, al tiempo que descubres que tu corazón es la zona más erógena de todo tu cuerpo.  No es el deseo seguro y absoluto de compartir la última proximidad física, sino una montaña rusa de emociones que surge al sentir el dolor y el júbilo de esa persona con tanta intensidad como si fueran propios.  Pero lo que hace que sea amor de verdad...  de verdad, Victoria, es algo tan precioso que resulta imposible de explicar.  No se puede “encontrar”, sin importar lo desesperadamente que lo busques.  Pero tampoco se lo puede ignorar indefinidamente cuando lo tienes ante tu propia cara, sin importar la estupidez o terquedad con que desees negar su existencia.  He creído en el amor desde que todo lo que pensaba que quería terminaba siendo lo opuesto a lo que necesitaba para ser feliz, y descubrí un gozo tan intenso que no estoy dispuesto a volver a negármelo negando el amor.  Seré el primero en reconocer que he sido asombrosamente estúpido y terco, Victoria...  pero te juro por Dios que te amo más que lo que puedas imaginar.  Y jamás dejaré de amarte.
Los ojos bañados en lágrimas de Victoria eran incapaces de estimar la distancia que los separaba, pero se lanzó hacia adelante, confiando en que él la atrapara.  Cuando lo hizo, reclamó su boca con una pasión que le inflamó el corazón.
M: ¡Oh, Dios, Victoria! ¡Te amo tanto! Por favor, no llores (suplicó, besando la humedad de sus mejillas).  La próxima vez lo conseguiremos.  Sé que es decepcionante no tener el bebé, pero si quieres podemos tener una docena...
V: ¿Estás diciendo que también esperabas que mi embarazo fuera positivo? (se separó para mirarlo.  Él asintió con sonrisa agridulce).  ¿Desde cuándo? (preguntó sorprendida).
M: No estoy seguro de la fecha exacta (bromeó).  Pero sé que desde el primer momento en que te imaginé con el vientre abultado con el bebé que habíamos creado, me di cuenta de que podían pasar cosas peores.  Y un día, comprendí que no verte embarazada con nuestro hijo era una de ellas.
V: Oh, Marcos...  (la belleza y sinceridad de su declaración hicieron que se sintiera la mujer más afortunada y atesorada del mundo.  Lo abrazó con fuerza y apoyó la cabeza en su hombro).  Jamás pensé que algo pudiera hacerme tan feliz.
M: ¿Ni siquiera ahorrarnos una boda enorme? (ironizó).
V: ¡Marcos Guerrero! Tener tu amor y tus hijos es mucho más importante que casarme contigo.
M: ¿Qué? (se mostró estupefacto, y Victoria tuvo que reír).
V: Vamos, Marcos...  Siempre supe qué es lo que me inspiraba el matrimonio.  Pero ahora que sé lo que sientes por mí...  bueno, el matrimonio resulta irrelevante.  Ya no es un tema importante (explicó), porque sé que vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas.  No necesito un trozo de papel firmado delante de quinientos invitados.
M: ¿Lo que estás diciendo es que vamos a tener hijos, pero que sólo quieres que...  que vivamos juntos?
V: Por supuesto, los niños tendrán tu apellido (añadió).  Es lo que tú quieres, ¿no?
M: ¡Demonios, no! Quiero que nos casemos ante la ley, la iglesia y nuestros hijos, contigo luciendo un anillo tan grande como para hacerle saber a todo hombre en un radio de veinte kilómetros que ya no estás en el mercado.
V: ¿De...  de verdad quieres casarte conmigo? (preguntó ella, preocupada por un posible engaño de sus oídos). 
M: ¡Claro que quiero casarme contigo!  Santo cielo, Victoria, ¿es que no has entendido ni una palabra de lo que dije? Te amo.  Quiero que formemos una familia.  Una familia tradicional.  Y quiero que tengamos una casa tradicional, con fotos de nuestra boda en la repisa y un montón de álbumes para que puedan mirar los niños.  La próxima vez que alguien nos pregunte la fecha en que nos casamos, y nuestros hijos lo harán, quiero poder tener una para no equivocarnos.  Y cuando seamos viejos y artríticos y no deseemos hacer otra cosa que estar echados en la cama, quiero poder recordar la sensación que me produjo tenerte en mis brazos durante el vals nupcial.
V: Shhh (riendo, le tapó la boca con la mano).  Tiene toda la razón, Sr. Guerrero.  ¡Me casaré contigo! Aunque no me imagino una época en que sea tan vieja como para estar sólo echada en la cama. 
M: No tienes por qué aceptar casarte conmigo por solo por darme el gusto (fingió tristeza).  Me gustaría pensar que tenías un buen motivo para aceptar...
V: ¡Oh, pero lo tengo! (se esforzó por mantener el rostro serio.  Le acarició la mejilla y esbozó su sonrisa más seductora).  Te amo con toda mi alma y convertirme en Victoria Guerrero va a hacerme increíblemente feliz por el resto de mi vida.
M: Eso suena como si hubieras hablado con sinceridad (sonrió).
V: Y así es.  De verdad que voy a disfrutar siendo la señora Guerrero. 
M: ¡Eres incorregible! ¿Lo sabías? (la arrojó sobre la cama).  Ahora lo único que tengo que hacer (comenzó a desabotonarle la blusa) es dejarte embarazada...
Mientras el sol del amanecer entraba en el dormitorio, Marcos se sentó en la cama al tiempo que olvidaba la idea de adivinar cómo aceptar el amor podía elevar la unión de dos personas más allá del reino de cualquier descripción verbal.
V: Marcos...  ¿Qué pasa?
M: Es posible que después de todo estés embarazada (anunció).  Acabo de recordar que a veces las pruebas de embarazo en su primera fase pueden equivocarse.  Incluso hasta las pruebas de sangre a veces se equivocan.  Traeré la revista...  (Una mano suave en su brazo lo detuvo).
V: Cariño, no estoy embarazada.
M: Pero no puedes estar segura.
V: Sí que puedo (repuso, y al mirar en sus ojos esperanzados supo que había alcanzado un sueño).  Puede que aún no tenga las pruebas físicas, aunque tampoco espero que un test me indique cuándo lo estoy porque...  (se llevó una mano al pecho) aquí lo sabré.  Con todo lo que te amo, Marcos, mi corazón registrará el instante en que Dios bendiga ese amor.

Continuará…

Capítulo 29

Mi Seductor Amigo
Capítulo 29

Esa misma noche en la casa de Victoria minutos antes de la reunión con los Prol…
Victoria se estaba preparándose para la velada con los Prol.  Ella había elegido un vestido largo color azul añil que le hacía justicia a su belleza y blanca piel.  Por su parte, Marcos había elegido un tradicional esmoquin negro el cual mantenía su sexy apariencia intacta.  Marcos, que estaba ya preparado en la sala, se queda totalmente hipnotizado cuando Victoria sale de su cuarto totalmente producida.



Marcos agarra la mano de Victoria y la hace girar diciéndole.  
M: Victoria que hermosa, ese vestidito te queda espectacular.
V: Gracias, pero usted señor Guerrero no se queda atrás.  Estás muy elegante.  Como que habrá que controlar toda la noche a Silicona Prol.
M: No me preocupo en lo más mínimo, porque con tu sola presencia es suficiente.  Aunque te vestiste para ganar una batalla.
V: Una batalla, no, más bien una guerra (en referencia a Elizabeth).
M: Tranquila no tienes por qué preocuparte, recuerda que Frank y Daniel estarán presente en la cena y no creo que ella se mande con alguna maroma.  Además me encanta que te pongas así.
V: Así cómo.
M: Celosita, me fascina.
V: Nada que ver, solamente no quiero que ella arruine todo lo que hemos logramos para que las negociaciones se finalizaran con total éxito.
M: Igual no te preocupes, nuestra “actuación” (con los deditos haciendo el gesto de las comillas) será magistral.
V: Vamos
M: si vamos.
La cena había transcurrido sin mayores inconvenientes, hasta que Elizabeth haciendo uso del sarcasmo le pregunta a Victoria y a Marcos, cuanto tiempo de embarazada tenía, porque no se le notaba la pancita.  Marcos le contestó  que no todas los embarazos son iguales y que unos después de los cuatro meses es que la panza se comienza a notar como es el caso de Victoria.  Marcos y Victoria, además de ignorar a Elizabeth, se mantuvieron participando parcialmente de la conversación entre Frank y Daniel porque sus mentes divagaban en sus propios pensamientos o a decir la verdad en sus verdaderos sentimientos.
Durante toda la noche Marcos sólo pensó en una cosa.  “No quiero que esta noche sea el final de todo”.  Sólo porque llevaba reloj supo que la cena con los Prol y el trayecto de trasladarlos al aeropuerto para que ellos puedan tomar el vuelo privado que los llevaría a casa habían durado alrededor de seis horas; aparte de eso, no habría sido capaz de contar qué había sucedido durante la velada.  Sólo fue consciente de Victoria, del tono melodioso de su voz y de su risa.  La arrebatadora belleza de su cara lo había mantenido hechizado.
Pero en ese momento, Marcos temía apartar la vista del camino para mirarla, por miedo a que hablara.  El absoluto silencio que había mantenido desde que se despidieron de los Prol le provocaba una ansiedad sobre la reacción de Victoria con relación a la farsa del matrimonio.  Porque ya Marcos no sentía que estaban actuando.

Al girar el coche para entrar en la calle de la casa de Victoria volvió a verse abrumado por una inquietud emocional que no entendía.  Necesitaba tiempo para pensar sin distracciones...  un tiempo a solas.  Pero por primera vez en su vida la idea de quedarse solo lo tenía casi paralizado de terror.
Por un lado parecía ridículo que Victoria pusiera fin a su relación por no estar embarazada, cuando en todo momento se había negado a aceptar la posibilidad de estarlo.  Por supuesto, había dejado que su relación evolucionara porque lo deseaba, y no porque creyera que era inevitable que tuvieran que casarse.  Pero, ¿y si decidía que todo se había acabado al desaparecer la preocupación de los Prol y de ser padres?
Antes de que rechazara la idea de las vacaciones, Marcos había estado convencido de que en cuanto se alejaran de la sombra de Pintos y del trato con los Prol, ella comprendería que lo que compartían iba más allá de los negocios y de un sexo estupendo.  Que era...  bueno, especial de alguna manera.  ¿Qué posibilidades tenían que explicarle sus sentimientos cuando ni siquiera él mismo era capaz de entenderlos?
Seguía confuso cuando introdujo el coche en la entrada de la casa de Victoria.
V: Marcos, sé que Daniel espera que vuelvas a tu departamento, así que no hace falta que me acompañes dentro (Victoria se había quitado el cinturón de seguridad antes de que el vehículo parara de golpe por la fuerza con la que él piso el freno.  Cuando Marcos logró salir del coche ella ya cruzaba el césped hacia la puerta, donde se detuvo para rebuscar en el bolso).  ¡Menos mal! (sonrió, agitando las llaves).  Por un segundo pensé que tendría que entrar por la ventana y darle explicaciones a la policía.
M: ¿Por qué? (preguntó él con voz tensa).  ¿Es que cambiaste la cerradura cuando fui a buscar el esmoquin?
V: Imagino que hace falta algo más de una semana para acostumbrarse a compartir; olvidé que te había dado un juego a ti.
M: ¿Es un modo indirecto de pedirme que te las devuelva? (se obligó a preguntar, a pesar de temer la respuesta).
V: ¡No! ¡Claro que no! (Marcos se sintió aliviado al observar su expresión angustiada).
M: De acuerdo.  Entonces, ¿por qué te muestras tan ansiosa por deshacerte de mí? (inquirió, alzándole la barbilla.  Y en cuanto lo hizo se arrepintió).  Olvida que lo he preguntado (murmuró con la boca pegada a su frente).  Después de mi exhibición adolescente de conducta hormonal en el pasillo hoy, tienes derecho a pensar que seré lo bastante insensible como para saltar sobre ti lo desees o no.
V: No es eso (se apresuró a contestar ella).  Es que como Daniel se queda en tu casa, se preguntará por qué tardas tanto.  Y...  y, bueno...  preferiría...
M: ¿No anunciar el hecho de que somos amantes? (preguntó él.  Victoria bajó la vista.  Marcos supo que si decía algo sin duda lo lamentaría, así que en silencio le quitó las llaves de los dedos y abrió la puerta por ella, encendió la luz y entró para desactivar la alarma.  Respiró hondo antes de atraparla en sus brazos para darle un beso intenso, pero muy breve).  Buenas noches, cariño.  Cierra bien la puerta (ella asintió).  Y escucha, no te molestes en poner el despertador.  Te despertaré con el desayuno en la cama.
V: ¡No! Será mejor que mañana lleguemos por separado a la oficina (otra sonrisa forzada iluminó su rostro).  Es por Daniel.
Marcos no se molestó en recordarle que por lo general Daniel entraba en su oficina apenas amanecer, por lo que no se daría cuenta si llegaban juntos o no.
Menos mal que Marcos conocía de memoria el camino hasta su casa, porque toda su atención la consumió en su preocupación por Victoria.  A la mañana siguiente la preocupación se convirtió en miedo al enterarse de que Victoria había llamado a su secretaria para que cambiara todas sus citas por hallarse indispuesta.
Cuando no respondió a su llamada ni saltó el contestador automático, se metió en el coche hecho un manojo de nervios.  Logró realizar el trayecto de cuarenta minutos en treinta y dos.  Su temor no se evaporó al descubrir que la casa estaba vacía.


Continuará…

viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 28

Mi Seductor Amigo
Capítulo 28

Dos días después…
M: Daniel acaba de hablar con Frank (le dijo Marcos por teléfono dos días después).  Al parecer Elizabeth insiste en cenar con nosotros.
V: Quieres decir contigo (corrigió Victoria).  A mí me odia y no creo que quiera verme ni en pinturita.
M: Si quieres, te libro de la situación diciendo que te sientes indispuesta (sonrió y ella experimentó temblores del otro lado de la línea).  A propósito, ¿sabías que los mareos puedes sentirlos en cualquier momento del día y no sólo por la mañana?
Victoria contuvo las lágrimas.  La noche anterior Marcos se había enfrascado en la lectura de una revista femenina que había comprado y que dedicaba un artículo especial al embarazo.  Su profundo interés y su constante recitación de diversos hechos, estadísticas y técnicas de alumbramiento estuvieron a punto de desgarrarle el corazón.  Al día siguiente debía llegarle el período, y todas las señales indicaban que no se retrasaría.  Tenía los pechos más plenos y sensibles, le dolía la cabeza y se sentía completamente desgraciada.
M: ¿Victoria? ¿Me has oído...?
V: Marcos, ¿quieres olvidarte de ello por un rato? (subió el tono de voz).  No estoy embarazada, ¿de acuerdo? (se mordió el labio).
M: ¿Has tenido el período?
V: Eh...  no, todavía no.  Pero créeme, lo tendré mañana.  Sé reconocer todos los síntomas preliminares (forzó una sonrisa por miedo a que él notara su decepción de no estar embarazada).  Uno de ellos es mi estado de ánimo irritable.  Lo siento, Marcos, no pretendía saltar...
M: ¿Mañana? Pero me dijiste que tenía que llegarte hoy.
V: Quería decir que sería mañana por la mañana, pero si no eres capaz de esperar tanto, pondré el despertador para que suene cada hora de esta noche, y así no te verás obligado a soportar el suspenso más tiempo del necesario.  Volviendo a los Prol (continuó, desesperada por finalizar la llamada), no voy a dejarte en la estacada, así que arregla lo que sea mejor para Daniel y para ti.  ¿De acuerdo?
M: Victoria, yo...
V: Debo colgar.  Le dije a Daniel que le echaría un vistazo a unos planos que había trazado Brian.  Nos vemos luego (repuso con una alegría que no sentía y colgó para largarse de su oficina).
Victoria estuvo quince minutos en el cuarto de baño de los ejecutivos tratando de serenarse y arreglarse el maquillaje.  Sabía que actuaba como una idiota.  En todo momento había sabido que no estaba embarazada.  Pero, de algún modo, el falso matrimonio, el conmovedor interés que había mostrado Marcos en el embarazo, junto con el absoluto júbilo de despertar cada día junto al hombre que amaba, porque de algo estaba segura de que lo amaba, había hecho que sus sueños se mezclaran con la realidad. 

Se detuvo en seco.  Santo cielo, ¿qué le pasaba? Muy bien, no estaba embarazada, y Marcos no tenía necesidad de casarse con ella, pero eso no significaba que su relación debía acabar.  No significaba que lo amara menos ni que no pudieran seguir siendo pareja.  Por supuesto, sus días juntos estaban contados, pero Marcos representaba para ella más que nada en el mundo.  “¡Maldita sea!”, pensó, y continuó avanzando por el pasillo, “no iba adelantarse a los hechos”.  Había aprendido a disfrutar del momento y no pensaba estropear todo el tiempo que a ambos les quedara juntos, lamentándose de antemano el fin de su relación.  Cuando eso sucediera, estaría preparada, pero no pensaba abandonar la felicidad hasta que Marcos le dijera que la relación había terminado.
Desde luego, dada la expresión que mostraba él en el rostro al avanzar hacia ella por el pasillo, quizá significara que su actitud positiva iba a ser muy fugaz.
M: ¿Dónde has estado? ¡Te he buscado por todo el edificio!
V: ¿Por qué?
M: Porque dijiste que tenías que ir a ver a Carrillo.  Eso fue hace veinte minutos.
V: Lo siento (¿era intuición o deseo...  pero, no percibía algo de celos en su voz?).  Ir al cuarto de baño fue un acto impulsivo.  Intentaré mantenerte informado de mis actos y... (Sonrió) no hacer pis tanto tiempo en el futuro.
M: ¡Qué graciosa! Me tenías preocupado (se maldijo en silencio por haberlo reconocido.  De hecho, se sintió aliviado cuando Carrillo le dijo que no la había visto; sólo empezó a preocuparse cuando nadie más en el edificio la había visto).
V: ¿Te preocupaba que viera a Brian? (preguntó divertida, aunque el contacto de sus dedos en la mejilla de él fue un acto conciliador).  Oh, Marcos...  ¿de verdad crees que después de lo que hemos compartido puedo seguir interesada en él?
M: ¡Más te vale! (gruñó, y la abrazó cuando ella tuvo la audacia de reír).  ¿Qué es tan gracioso?
V: ¿Qué quieres decir además de la idea de que estés celoso de Brian?
M: Jamás dije que estuviera celoso de él (señaló; era la única respuesta que le permitía no mentir ni reconocer que por primera vez en su vida se sentía amenazado por otro hombre).  De hecho, te buscaba porque se me ha ocurrido una idea para evitar a los Prol...
V: Marcos (tiró de su corbata).  Cuéntame tu maravillosa idea. (le dice en forma sensual y coqueta)
M: Primero bésame.
V: ¿Pago por adelantado? (sonrió).  Creo que no, señor Guerrero; primero la información.
M: Es sencilla, pero ingeniosa.  Lo cual me lleva a pensar que debería subir el precio a dos besos...
V: ¡Marcos!
M: De acuerdo...  Nos vamos de vacaciones ahora (el asombro de ella hizo que resultara fácil pegarla a la pared).
V: ¿Marcos Guerrero, que nunca se ha tomado más de medio día libre...  bueno, Dios sabe en cuántos años, está sugiriendo que dejemos todo en un momento crucial y nos vayamos de vacaciones... (chasqueando los dedos)...así?  Marcos, sé sincero conmigo...  ¿has pasado la tarde tomando?
M: ¿Por qué, si es tu aroma, tu piel y su cuerpo hermoso los que me embriagan hasta perder todos los sentidos? (le besó el cuello y el lóbulo de su oreja).
V: No me lo puedo creer (musitó ella).
M: Es verdad hueles de maravilla (bromeó, pero en vez de sonreír, Victoria lo miraba como hipnotizada ).
V: Marcos no nos desviemos de tu maravillosa idea (le dio un golpecito en el pecho). 
M: Claro.  Los dos nos merecemos vacaciones.  Y como ya le dijimos a Frank que llevábamos separados semanas antes de que fueras a la isla, parecerá una explicación legítima y bien justificada para cubrir nuestra ausencia.
V: ¿Estás seguro de que no eres víctima de algo que podría clasificarse como un Expediente X? (lo miró con suspicacia).
M: Sólo soy víctima de ti (le enmarcó el rostro entre las manos y le besó).  Y ahora deja de hacerte la graciosa y reconoce que es un gran plan.
V: ¿Qué ha dicho Daniel al respecto?
M: Se lo contaré cuando vuelva a la oficina (se encogió de hombros y le besó una comisura de los labios, luego se centró en la otra).  Pensé que podríamos ir a la casa de la bahía, donde sólo tendremos que ir de la playa al dormitorio.
V: ¿Eso significa que ya no piensas alimentarme?
M: Pediremos pizzas (murmuró, centrando la atención en su cuello y el lóbulo de la oreja.  El cuerpo de Victoria se retorció en señal de aprobación, lo cual era todo lo que él necesitaba para avanzar capturando nuevamente su boca manteniendo la pasión del beso.  La respuesta de ella fue rápida y potente, y Marcos maldijo que el calor de sus manos en su cintura se viera mitigado por la camisa).
V: Hmm...  eh...  no creo que Daniel lo apruebe (dijo en cuanto él volvió a mordisquearle el cuello).
M: Sí lo hará.  Sabe que cuanto menos contacto tengamos con los Prol, mejor...(calló cuando le alzó la cabeza para que lo mirara).
V: No me refiero a eso, sino a perder tiempo de la empresa y a besarnos en los pasillos.
M: Oh, cierto.  Y también le molesta que se haga el amor en las oficinas, ¿no? (ella asintió).  ¿Cómo crees que reaccionará si hacemos el amor en el almacén donde se guardan los artículos de oficina? (preguntó con cómica especulación).
V: Del mismo modo que si le decimos que lo dejaremos solo para enfrentarse a los Prol (al leer la protesta en el rostro de Marcos, añadió).  De todos modos, Marcos, no puedo irme de vacaciones ahora mismo.  Tengo trabajo que recuperar hasta la próxima década. 
No era del todo mentira.  Pero el verdadero motivo por el que no quería usar sus vacaciones era porque las reservaba para el día lluvioso en que él le dijera que su relación se había terminado.  Hizo a un lado ese pensamiento y se obligó a sonreír. 

V: Marcos, deja de preocuparte, confía en mí, sobreviviremos a la reunión con los Prol.
Continuará…

Capítulo 27

Mi Seductor Amigo
Capítulo 27

Victoria se dijo a si misma que no debía animarse demasiado por sus palabras, pero le costó seguir ese consejo en vista de su actitud tierna y atenta de aquella noche.  Y fue aún más difícil los días y las noches que siguieron...  Cada mañana Marcos se levantaba y le llevaba a la cama un vaso con zumo y una taza de café descafeinado, y el hecho de que en cuanto lo complacía bebiéndose ambos líquidos, él a su vez la complacía ayudándola a ducharse, hizo que Victoria llegara a la conclusión de que dejar la cafeína era más estimulante que consumirla.

Si en la Empresa Pintos Corporation había notado la costumbre que había adquirido Marcos de aparecer varias veces por la oficina de Victoria, nadie lo comentó.  Daniel dio por hecho que habían aceptado su sugerencia de que Marcos debía quedarse en casa de Victoria como precaución ante la inminente llegada de los Prol.
Victoria sabía que su vida era tan perfecta como jamás podría llegar a serlo.  Siempre había sabido que Marcos no estaba a favor de un compromiso a largo plazo, y en esos días había descubierto que ella nunca se podría casar con otro hombre que no sea Marcos.  Aunque no deseaba atrapar a Marcos en el matrimonio ni robarle su libertad, pero la idea de tener a su hijo la llenaba de un gozo sin igual.
Faltaban tres días para su período.  Siempre había sido tan puntual que casi podía predecir la hora a la que llegaría...  pero, ¿y si no lo hacía...? Si se ajustaba a las fechas, debería haber estado relativamente a salvo la noche en que un solitario preservativo se había salido.  Y la vez que lo hicieron sin protección ella no estaba en su periodo fértil, aunque todo era posible y eso la llenaba de esperanza.
D: ¿En qué piensas, Victoria?
V: ¡Oh! Daniel...  hola (movió las carpetas que tenía sobre la mesa con el propósito de parecer algo eficiente).  ¿En qué puedo ayudarte?
D: He venido para hacerte saber que Brian Carrillo ha regresado.
V: Oh, cierto... (Apenas exhibió un ligero interés).  Estaba de luna de miel.
D: Bueno, eso también, pero...  digamos que ha realizado una investigación secreta para mí en Illusion Island  (“¿Daniel sabía que Brian había estado allí?”, pensó Victoria).  Como es nuestro arquitecto jefe, quería que echara un vistazo en el sitio en cuestión, para que pudiéramos adelantar los cambios que vamos a llevar a cabo.  Y ya que iba a faltar al trabajo por su luna de miel, decidí matar dos pájaros de un tiro; para él fue estupendo, porque la luna de miel le salió gratis.
V: Y, eh...  ¿Marcos sabía que Brian iba a estar en el hotel?
D: No.  Sin embargo, le advertí a Carrillo de que no se mostrara sorprendido si veía a Marcos, aunque sí que lo evitara a toda costa...
“Fantástico, ellos que estuvieron tratando de esquivar a Carrillo.  ¡Y quien los había estado esquivando era él!”, pensó Victoria.
D: No podía correr el riesgo de que el viejo Prol se enterara de que Carrillo era un empleado de Pintos y, así, adivinar lo interesado que estaba en el negocio (continuó Daniel, riendo).  Ha sido un inteligente caso de espionaje industrial.  Bueno, en cualquier caso, quiero que en los próximos días vayas a cotejar información con Carrillo.  Como Jefa del Departamento de Promociones, y al conocer la isla en persona, deseo que me digas lo que debemos ofrecerle a nuestros huéspedes para mantenernos por delante de la competencia.
V: Desde luego.  Daniel, tengo curiosidad...  Tú siempre has estado en contra de las relaciones en la oficina.  ¿Cómo es que no has trasladado a Karen Soto ahora que Brian y ella se han casado?
D: Porque me da la impresión de que son el tipo de personas que no permiten que su relación personal impida su trabajo.  Los dos son lo bastante ambiciosos como para no perder el tiempo besándose en los pasillos o hacer el amor en su despacho durante la hora para almorzar (repuso con franqueza).  Siempre me he enorgullecido de ser un hombre justo, Victoria, si la gente tiene la ambición para mantener separadas sus vidas profesional y privada durante las horas de trabajo, entonces a mí no me molesta que tenga una relación personal en su tiempo libre.  La eficiencia se resiente cuando las emociones personales invaden la oficina y las prioridades de trabajo se alteran.
Marcos rió cuando Victoria se lo contó mientras comían juntos en la oficina de ella.
V: ¿Por qué no le mencionaste a Daniel que vimos a Brian en un hotel rival? (preguntó Victoria mientras bebía el batido de chocolate que le había llevado Marcos, aduciendo que debía tomar más leche).
M: Pensaba encarar personalmente a Carrillo.  Bueno, ¿dijo Daniel si había tenido noticias de Prol?
V: No, gracias al cielo (suspiró).  ¿Sabes? Una cosa era llevar la farsa de nuestro matrimonio en un momento de crisis en la relativa seguridad de Illusion Island, pero me siento rara manteniéndola en el mundo real.
M: Te sentías cómoda cuando sólo se trataba de ti y de mí, pero todo parece fuera de control cuando se involucran otras personas...  incluso Daniel.
V: En especial Daniel (aseguró ella).  Sé que la confesión sería buena para mi alma, pero también sé que revelarlo ahora no sólo estropearía la compra de la isla, sino que tiraría abajo el nombre de Pintos Corporation.  De cualquiera de las dos maneras, le haríamos daño a Daniel.
M: Lo superaremos, Victoria (prometió).  Marcos pasó sus dedos por el pelo rubio platino de Victoria y añadió).  Puede que no represente un gran consuelo para ti, pero estar casados ahora me parece menos falso que en la isla.
La acercó todo lo que pudo, en posición vertical y plenamente vestidos, la besó en un intento por asimilar toda la magia que ella podía transmitirle.  Loco por tocar su piel, metió su mano por debajo de la parte de atrás de su blusa, la gratificación instantánea que recibió de su ardiente suave piel fue breve, porque con la lengua ansiosa y dientes juguetones ella respondió a su desesperación con una pasión que hizo más intensa esa gratificación.  Necesitó hasta el último vestigio de auto disciplina para separarse de ella.
M: Cariño... (Ambos tenían la respiración entrecortada), si no me voy de aquí ahora, seguro que quebrantaré la política de la empresa y te tomaré en el escritorio.
V: Si no te vas de aquí ahora, lo más probable es que te tome antes de llegar a la mesa.
M: Me voy, me voy (gimió).  Aunque sólo Dios sabe cómo conseguiré concentrar en algo el resto de la tarde...
Dos días después…

Continuará…

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Capítulo 26

Mi Seductor Amigo
Capítulo 26

V: Entonces, (sonrió).  Sí.  Sí.  Sí.  Sí.
La hizo girar y la aprisionó entre la dureza sólida y segura de la mesada y la peligrosa dureza de su masculinidad.
M: Victoria eres una mujer… espléndida, ¿lo sabías?
Marcos subió las manos hasta sus hombros, luego al cuello y las dejó quietas en su nuca, al tiempo que con los pulgares le acariciaba las orejas.  Luego bajó lentamente la cabeza y le rozó los labios una, dos y tres veces.  Cuando posó ambas manos sobres sus glúteos y la pegó a él.  Victoria sintió como si su corazón estuviera en una nube, y por lo que su cuerpo automáticamente rodeó a Marcos con sus largas y esbeltas piernas.  Lo que deseaba era aprovechar la oportunidad de volver a hacer el amor con Marcos, sin importar la seguridad de formar una familia.  Levantó los dedos y comenzó a seguir el fascinante contorno de su cara.
V: Dime (pidió ella con voz ronca por la pasión), ¿vamos a experimentar la misma sensación de la última vez o has cambiado de parecer?
M: Oh, cariño (dijo con expresión tan reverente que Victoria se sintió como si fuera la mujer más hermosa del mundo).  He cambiado de parecer en tantas cosas...
Con las manos ansiosas ambos se quitaron la ropa, al tiempo que realizaban apreciaciones de sus respectivos cuerpos y se daban besos apasionados y codiciosos.  Pero cayeron sobre la cama de Victoria como una sola persona, y la urgencia de su deseo dio paso al placer sensual de la exploración lánguida y pausada.
Para Victoria fue la experiencia más excitante y espiritual de su vida, y poder acariciar el cuerpo desnudo y musculoso de Marcos de pronto se convirtió en el placer más erótico que podía imaginar.  Sentir los besos que Marcos le daba a través de todo su preciosa anatomía creó sensaciones emocional y físicamente tan estimulantes que flotó entre las lágrimas de gozo y la realización de su llegada al clímax.  ¿Cómo podía un hombre capaz de semejante ternura no creer en el amor?
M: Tu piel era como satén líquido (jadeó él mientras con los labios abría un sendero por sus muslos y su ingle hasta llegar al estómago).  Quiero tocar...  y probar cada milímetro tuyo... (Detuvo el tormento de sus besos ardientes y húmedos para alzar la cabeza y mirarla a través de ojos nublados por el deseo).  Dime qué quieres...  qué te gusta. 
V: Hasta ahora pareces leer cada uno de mis pensamientos y deseos antes de incluso de que los tenga.
M: Dímelo de todos modos (la instó a hablar a ser explícita de sus deseos).  Quiero saber qué te gusta que te haga (sin quitarle la vista de la cara pasó la lengua por su ombligo mientras con los dedos jugueteaba con sus pezones).
V: Todo... Quiero que me hagas todo (musitó, retorciéndose por el calor que surgía en su interior al tiempo que contenía las palabras de amor que no se atrevía a pronunciar). 
Jamás habría un hombre que pudiera satisfacerla como Marcos, y ese conocimiento resultaba esperanzador.  Marcos con su boca y manos la elevaban más y más hacia lo que imaginaba el cielo, y le era muy difícil mantener la declaración de amor en su cabeza.

De repente todos sus pensamientos frágiles quedaron a flor de piel y su cuerpo se dobló en éxtasis cuando sus dedos atravesaron los rizos íntimos y el pulgar comenzó una caricia interior.  Durante un indeterminado tiempo delicioso la felicidad era el motor que la que la empujaba fue todo lo que anheló en su vida...  pero al instante dejó de serlo. 
V: ¡Marcos! (exclamó).  ¡Detente! ¡Detente ahora!
La urgencia que notó en su voz le detuvo el corazón y la mano incluso antes de que ella le aferrara la muñeca.  Sintió un nudo de pánico en la garganta y una contracción de miedo y remordimiento en las entrañas.
M: Cariño, ¿qué pasa? ¿Te he hecho daño...?
Ella sacudió la cabeza con energía y lo subió hasta poder tomar posesión de su boca.  El fervor de sus besos breves y hambrientos eliminó cualquier ansiedad que pudiera haber creado la idea de que le había hecho daño; también lo enloqueció.
M: Ah, Victoria...  Cielos, cariño, no me asustes de esa manera.  Pensé que te había hecho daño o algo que no te gustaba.
V: Marcos...  Amo todo lo que me haces.  Pero en esta ocasión quiero que llegues conmigo.  En mí.  Ahora.
La emotividad de sus palabras y la sensación de su mano cerrándose en torno a él lo empujaron al borde del abismo; de hecho, su último pensamiento semiconsciente, mientras Victoria le colocaba con destreza un preservativo, fue cómo demonios podía ella mantener el sentido común en un momento como ese.  Lo único que su mente o su cuerpo podían procesar era la devastadora necesidad de poseerla.

La cabeza mojada de ella descansaba en el hueco del cuello también sudoroso de él; tenían las piernas entrelazadas y en la habitación débilmente iluminada ambos respiraban de forma entrecortada.
V: Marcos...
M: Hmm
V: Es probable que esto te suene trivial e ingenuo especialmente porque la vez anterior que hicimos el amor no te lo mencioné, pero quiero que sepas...  (Nerviosa, pasó sus dedos por el húmedo pecho de Marcos).  Que quiero que sepas que hacer el amor contigo es mejor que lo que nunca ha sido es mejor que como lo que imaginaba.
Sintió que se ponía rígida ante el sonido de su risa; antes de que el pudor o la indignación la hicieran saltar de la cama, la abrazó con más fuerza.
M: No me río de ti, cariño.  Tienes razón; fue muy bueno, estuvo de diez.
V: Vaya (dijo ella).  Imagino que tendré que inclinarme ante tu conocimiento y experiencia superiores sobre lo que está bien en el dormitorio, pero, cielos, si esto es sólo bueno...  ¡necesito salir más!
M: ¡Claro que no! (la inmovilizó debajo de él).  Creo que debo advertirte de que espero que la madre de mi hijo siga ciertas normas.
V: ¿Oh? (la diversión en sus ojos se desvaneció).  Bueno, aún falta saber si es que estoy embarazada.
M: De todos modos, ni se te ocurra creer que podrás irte de esta cama pronto, y menos aún “salir más”.  Reconozco que al decir que había sido bueno quizá subestimé las cosas un poco...  (Sonrió).  Pero como tengo el resto de la noche libre, si estás interesada tal vez podríamos repetir el ejercicio y así podré actualizar mi anterior evaluación.
V: ¿El resto de la noche? ¿No vas a ir a casa?
M: No pensaba... (Frunció el ceño).  ¿Por qué? ¿Quieres que me vaya?
V: No, claro que no (se apresuró a decir).  Lo que pasa es que siempre has dejado claro que tu regla era no pasar la noche jamás con una amante, aunque la estuvieras viendo a menudo.
M: Te lo dije antes, Victoria; estoy cambiando de parecer en muchas cosas...
Continuará….