miércoles, 18 de diciembre de 2013

Capítulo 24

Mi Seductor Amigo
Capítulo 24

Cuando entraron en el despacho de Daniel, éste los saludó con abierto entusiasmo.
D: ¡Bien hecho! ¡Bien hecho! (estrechó la mano de Marcos con fuerza en las dos suyas.  Luego se volvió hacia Victoria y la abrazó con la efusividad reservada sólo para los cumpleaños y las navidades, plantándole un beso en cada mejilla).
Marcos jamás había dudado del cariño que sentía Daniel por ellos dos, pero las demostraciones habían sido pocas y espaciadas.  Lo cual sólo podía significar que su tutor, igual que él, jamás había comprendido el placer que le brindaba a Victoria las muestras tangibles de afecto.  Pero Marcos lo vio en ese momento en los ojos y en la sonrisa de ella, que le iluminó todo el rostro de un modo que le llegó al alma.  En ese instante estaba más hermosa que ninguna mujer que hubiera visto jamás.  Se sintió extasiado ante la idea de que pudiera llevar a su hijo en su interior.
El hijo de ambos.  Una personita que los dos habían creado...
Los sentimientos que el concepto produjo en él, tanto mental como físicamente, estaban más allá de toda descripción.  Lo único que sabía era que Victoria podía discutir todo lo que quisiera sobre que un matrimonio de verdad sólo podía existir si se basaba en el amor, y que ella jamás se casaría de otra manera...  de nada le serviría.  El estaba seguro del sentimiento de ambos y si llevaba a su hijo, también iba a llevar su anillo.
Si quería abrazar la fantasiosa ideología del amor, perfecto.  Marcos nunca había creído en eso aunque en estos momentos luego de haber convivido esos días en Illusion Island lo habían hecho recapacitar y no podía negar que la idea de compartir su cama con Victoria y abrazarla cada noche durante el resto de su vida ya habían enterrado su odio y aversión por el matrimonio.
D: De acuerdo, adelante, Marcos (instó el hombre mayor, sacándolo de sus sueños eróticos con Victoria).  Siéntense y pongámonos a hablar de nuestra última adquisición (ordenó).  ¿Sabes, Marcos? Eres un excelente negociador.  Como bien saben, ser propietario de una isla siempre ha sido mi mayor objetivo.  Pero me es imposible contarles lo que significa para mí tener el complejo de Illusion Island.
M: No hace falta (indicó Marcos).  Tu sonrisa lo dice todo.  Pero, como te expuse anoche por teléfono, no lo habría podido conseguir sin Victoria.
V: Exagera, Daniel, yo... (Victoria comenzó a ruborizarse).
D: No por lo que Frank Prol me contó (intervino Daniel).
M: ¿Has hablado con Prol? (preguntó Marcos tras intercambiar una mirada alarmada con Victoria.  Esperaba que sólo fuera una alucinación).
D: Sí, me llamó ayer a última hora, poco después de hacerlo tú.  Parecía un poco alegre, aunque se rumorea que le gusta la bebida tanto como las mujeres.  Bueno (continuó), al parecer va a venir a Buenos Aires en unos días y quiere que nos reunamos de modo informal (la expresión desesperada en la cara de Victoria reflejó la de Marcos).  Naturalmente acepté... (Daniel calló al observar con desconcierto a Marcos y a una Victoria pálida).  ¿Qué sucede? (inquirió con tono cauto y ojos penetrantes).  ¿Hay algún problema o inconveniente con el trato que no va a gustarme?
M: Inconveniente es una palabra adecuada, ¿no crees Victoria? (comentó Marcos antes de aclarar la situación).
D: Vamos, dejen esas miradas furtivas y respondan (insistió Daniel).  Es evidente que algo sucede y que yo desconozco.  ¿De qué se trata?
M: Probablemente te refieres a nuestro matrimonio (dijo Marcos).

Así como la primera reacción de Daniel al enterarse de la farsa había sido de incredulidad y diversión, no pensaba dejar que algo tan insignificante como la verdad absoluta le amargara un trato brillante; de modo que se acordó que la charada del matrimonio tendría que reactivarse durante la estancia de los Señores Prol.  Sin embargo, al tiempo que Daniel estaba dispuesto a respaldar la historia, se lavó las manos de todos los detalles pequeños.


Continuará…

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